Aunque KIN KRIBLE tiene su residencia en Granada (España), lo nuestro es transitar por los caminos de los ritmos latinos (guaracha, guaguancó, son, chachachá, etc.) de la mano de poetas de ambos lados del Atlántico que escriben en español. Con esos apoyos, proponemos una fiesta latina del ritmo, la palabra y la alegría de estar vivos. Como nos vemos más cerca de la ironía y la chirigota que del sermón, todos a bailar y que en nuestras canciones encontréis algo de paz: bailando, sí… y con el cerebro funcionando.
En este volumen encontrareis que hablamos del drama de los desahucios masivos que de un tiempo a esta parte se están produciendo en nuestro país (Tengo que atracar un banco). Y de otro drama: el de los inmigrantes (Extranjero), mirados como extraños, marginados, apartados. Y de la codicia, rasgo o marca del “triunfador” (La guita).
Porque miramos lo que pasa, el momento difícil por el que atraviesa nuestro país y nuestro entorno… y nos negamos a responder como el avestruz: ¡algo tendremos que decir acerca de los excesos del sistema y los monstruos que produce (Música, maestro)!.
Y también del amor, claro. Desde un punto de vista lírico, por qué no (Al Son de mi Canción), o gozoso (¡A Vivir!), hasta otros más despegados (Me gusta todo de ti, de Joan Manuel Serrat, versionada) e incluso con un divertido punto gamberro (Poeta de la Calle, Lo cortés no quita…).
Canciones que cuentan pequeñas historias es debilidad nuestra, como ya hicimos en volúmenes anteriores. En esta ocasión ofrecemos El Confesionario, sobre un texto en prosa de Juan José Millás.
Y, repartidos por todas las canciones de este volumen, guiños continuos a compositores y cantantes que forman ese enorme acervo cultural que conocemos con el nombre de salsa, con nuestro respeto y agradecimiento.
Decir, finalmente, que ha sido un lujo y un placer contar como arreglistas con Miguel María Pérez y Álvaro Gandul García y con la dirección musical de Amado Zulueta.
Lo dicho: música, maestro… ¡y todos a bailar!